Querido yo ,
Antes de empezar esta carta quería decirte que hace tiempo que pienso en escribirla. Hace tiempo que pienso en decirte lo que nunca te he dicho y tú siempre esperabas. No alegaré en mi defensa que ha sido por falta de tiempo, ya que sabemos que cuando alguien quiere hacer algo saca tiempo de donde sea para hacerlo.
Simplemente no he encontrado el momento. Supongo que he estado demasiado tiempo escuchando lo que los demás tenían que decir de mi, marcando en un mapa el recorrido que que debería tomar.
Pero ha llegado el momento de decirte cuáles son mis verdaderos planes, de explicarte cuál es el camino que quiero trazar en mi mapa.
Querido yo, deja de escuchar lo que te dicen y empieza a escucharte a ti, a conocerte, no sé si algún día llegarás a hacerlo del todo, pero no es excusa para no intentarlo.
Échale valor y hazlo, empieza a decir lo que piensas, empieza a pensar en ti en lo que tú quieres y en lo que buscas. Solo contadas personas han sido capaz de quedarse y luchar contigo y por ti y nunca por ellos.
Deja ir al resto vale más la calidad que la cantidad de aquellos que te rodean.
Deja de mirar atrás y recordarte constantemente lo que un día no hiciste o la cantidad de veces que tropezaste en la misma piedra. Deja de arrepentirte de los errores cometidos por que piensa que sin estos nunca serias quien eres.
Siempre te he repetido constantemente que tomes decisiones pero me he dado cuenta que elegir solo te cierra puertas por que mientras no elijas todo sigue siendo posible. Si me hubiese dado cuenta de esto antes te aseguro que no nos hubiésemos enfadado todas las veces que lo hemos hecho, hemos tenido etapas duras en las que yo no quería darme cuenta de lo que me tenías que decir, dejamos de hablarnos cada noche, dejamos de escucharnos y te encerré en un enorme cuarto al que pondría de nombre conformismo y desconfianza.
Pero me di cuenta con el tiempo que debía sacarte del llegar en el que no debías estar, mereciendo dejar atrás aquello que no nos llenaba para poder coger aquello que nos hacía felices. Gracias por seguir ahí podrías haberme dejado caer en el conformismo que me rodeaba y no lo hiciste.
Gracias por tener los cojones que yo no he tenido, por empujarme siempre hacia delante y por poder mirarte con orgullo tras todas las miradas que nos echamos de decepción.
Pero sé que una parte nuestra todavía sigue encerrada en un cuarto, cierto es que dejamos atrás el conformismo pero nos encerramos en el miedo, en el miedo de perder, en el miedo de la soledad (Esa que al fin y al cabo siempre estuvo presente), miedo en conocerme y darme cuenta de no ser quien realmente quería ser.
Por último quiero decirte esas palabras que tanto miedo te daban hace apenas unos meses, por que ambos pensábamos que jamas te las podría decir y si estoy orgullosa, orgullosa de mi.